

Uno de los tratamientos principales y más conocidos de la disfunción eréctil (DE) es el uso de medicamentos orales. Entre ellos, el sildenafilo, conocido comúnmente como Viagra, y el tadalafilo, que se vende bajo marcas como Adcirca y Cialis, destacan como opciones prominentes para muchos. Estos medicamentos aumentan el flujo sanguíneo al pene, ayudando así a conseguir y mantener una erección. Aunque son beneficiosos, sólo representan un segmento del espectro terapéutico.
Un aspecto importante de la disfunción eréctil que muchos desconocen es su relación con las hormonas, concretamente con la testosterona. Los hombres con disfunción eréctil sufren a veces niveles bajos de testosterona, lo que puede complicar su estado. En tales casos, puede recomendarse una terapia de sustitución de testosterona. Esta terapia puede constituir un paso inicial del tratamiento o combinarse con otras terapias para garantizar un enfoque integral del tratamiento.
Cuando los medicamentos orales o las terapias hormonales no son suficientes, entran en juego otros tratamientos físicos. Para facilitar la erección pueden utilizarse dispositivos como las bombas para el pene que funcionan con pilas. Además, en función de la gravedad de la disfunción eréctil, también se plantean intervenciones quirúrgicas, como la implantación de un dispositivo para ayudar al pene a alcanzar la erección o procedimientos para reconstruir las arterias y mejorar el flujo sanguíneo.
Otra vía crucial de tratamiento es la fisioterapia del suelo pélvico. La salud del suelo pélvico desempeña un papel importante a la hora de lograr y mantener una erección. Esta terapia implica una combinación de técnicas manuales, programas de ejercicios especializados y modificaciones en la dieta y la actividad. Una técnica denominada "manipulación del tejido conjuntivo" ayuda a liberar la tensión de los músculos del suelo pélvico. Esta liberación puede aumentar el flujo sanguíneo al pene, lo que resulta beneficioso para tratar la disfunción eréctil.
Las recientes declaraciones de la Clínica Mayo, junto con las perspectivas de 2018, han puesto de relieve la eficacia de la fisioterapia del suelo pélvico. La terapia no solo aborda los requisitos musculares, sino también las funciones nerviosas esenciales para lograr y mantener una erección. De hecho, múltiples estudios, como los citados por M Van Kampen en 2003, han demostrado resultados positivos tras incorporar este tipo de intervenciones no invasivas, indoloras y rentables.
Abordar la causa subyacente es fundamental en cualquier estrategia de tratamiento. En lo que se refiere a la disfunción eréctil, varias enfermedades cardiacas o metabólicas subyacentes pueden influir en su aparición. Entre ellas se encuentran las cardiopatías, la obesidad, la diabetes, la hipertensión, el colesterol alto y los desequilibrios hormonales. El tratamiento de estos trastornos no sólo mejora la salud en general, sino que puede mejorar significativamente o incluso revertir la disfunción eréctil en algunos hombres. Por lo tanto, es vital adoptar un enfoque holístico, tratando la disfunción eréctil junto con estas afecciones subyacentes.
Es esencial darse cuenta de que el camino hacia el tratamiento de la disfunción eréctil no es el mismo para todos.
Cada individuo tiene necesidades y preferencias únicas.
Aquí es donde resulta indispensable el papel de los profesionales sanitarios, que pueden proporcionar planes de tratamiento personalizados que tengan en cuenta la gravedad de la afección, el historial médico y el estilo de vida de cada persona. Además, como cualquier tratamiento, las terapias de la disfunción eréctil pueden tener efectos secundarios, por lo que hablar de los posibles riesgos y beneficios con un médico garantiza que la persona tome una decisión informada sobre su salud.