

La disfunción eréctil (DE) es una afección en la que un hombre tiene dificultades para conseguir o mantener una erección lo suficientemente firme como para mantener relaciones sexuales. Este problema puede afectar a hombres de cualquier edad, pero es cada vez más frecuente a medida que los hombres envejecen.
La disfunción eréctil se divide en dos categorías principales: orgánica y no orgánica.
La disfunción eréctil orgánica está causada por anomalías físicas o problemas de salud, mientras que la no orgánica está relacionada con factores psicológicos.
La disfunción eréctil orgánica es la forma más común de disfunción eréctil y representa aproximadamente el 90% de los casos. Se debe a problemas o anomalías físicas, como problemas vasculares, trastornos neurogénicos, enfermedad de Peyronie, efectos secundarios de determinados medicamentos y causas endocrinológicas. Por ejemplo, la diabetes mellitus, una causa endocrinológica típica, provoca disfunción eréctil en hasta el 75% de los pacientes diabéticos y se manifiesta entre 10 y 15 años antes que en la población general.
Las diversas causas de la disfunción eréctil orgánica pueden clasificarse a grandes rasgos en vasculares, neurogénicas, efectos secundarios de la medicación y endocrinológicas. Entre éstas, destacan los problemas vasculares y la diabetes. La enfermedad de Peyronie, un trastorno que provoca el desarrollo de tejido cicatricial fibroso en el interior del pene, es otra posible causa.
Los hombres con disfunción eréctil orgánica pueden tener dificultades para lograr una erección lo suficientemente firme para la penetración vaginal. Incluso cuando logran una erección, pueden tener dificultades para mantenerla hasta completar el coito. Esta afección puede tener consecuencias importantes para el bienestar sexual y general del hombre.
El diagnóstico de la disfunción eréctil orgánica depende en gran medida de los datos clínicos y de laboratorio. Los médicos utilizan historias clínicas, exámenes físicos y una serie de pruebas de laboratorio para determinar la causa física subyacente.
La disfunción eréctil orgánica es el tipo más frecuente de disfunción eréctil. Alrededor del 90% de todos los casos de DE se deben a causas orgánicas.
La disfunción eréctil no orgánica, también conocida como impotencia psicógena, constituye aproximadamente el 10% de todos los casos de DE. Esta forma de DE no está relacionada con problemas o anomalías físicas. En cambio, suele estar relacionada con factores psicológicos como la ansiedad, la depresión, el miedo, la culpa y los conflictos en torno a diversas cuestiones sexuales.
Las causas principales de la disfunción eréctil no orgánica son factores psicológicos como la ansiedad, la depresión, el miedo, la culpa y los conflictos relacionados con diversos problemas sexuales. Estos problemas de salud mental pueden causar o agravar las dificultades de rendimiento sexual y provocar disfunción eréctil.
Por lo general, los hombres con disfunción eréctil no orgánica experimentan los mismos síntomas que los que padecen disfunción eréctil orgánica, con la diferencia clave de la causa. El impacto de la disfunción eréctil no orgánica también puede ser profundo y afectar a la autoestima, las relaciones y la salud mental en general.
La disfunción eréctil no orgánica representa aproximadamente el 10% de todos los casos de disfunción eréctil. A pesar de ser menos frecuente que la disfunción eréctil orgánica, sigue siendo un problema importante que afecta a millones de hombres.
Dadas sus raíces psicológicas, la disfunción eréctil no orgánica suele tratarse mediante psicoterapia o asesoramiento. Estos tratamientos pretenden resolver los problemas psicológicos subyacentes que contribuyen a la disfunción eréctil.
La disfunción eréctil orgánica y la no orgánica difieren principalmente en sus causas y enfoques de tratamiento. Mientras que la disfunción eréctil orgánica es más frecuente y suele deberse a problemas de salud física, la disfunción eréctil no orgánica es menos frecuente y se debe principalmente a problemas psicológicos. La primera suele requerir intervenciones médicas o cambios en la medicación, mientras que la segunda suele tratarse con terapias psicológicas.
Comprender la diferencia entre disfunción eréctil orgánica y no orgánica es crucial para un tratamiento adecuado. Dado que estos dos tipos de disfunción eréctil tienen causas distintas, requieren enfoques diferentes en cuanto al diagnóstico y el tratamiento. Reconocer estas diferencias permite a los profesionales sanitarios diseñar las estrategias de tratamiento más eficaces para sus pacientes, lo que en última instancia conduce a mejores resultados.